Los archivos perdidos del cine palestino (parte II)
En esta segunda entrega, un recorrido por la historia de la directora israelí Rona Sela y su búsqueda del archivo visual palestino secuestrado por las Fuerzas de Defensa de Israel durante la invasión al Líbano de 1982.

Desde el fin del sitio de Beirut por parte de Israel, en 1982, el grupo de cineastas palestinos tardó mucho tiempo (décadas, en algunos casos) en poder regresar a la ciudad y empezar a buscar el material desaparecido. 

No fue fácil para muchos de ellos volver. Khadijeh Habashneh lo hizo recién veinte años después, pero, a pesar de que se reunió con 25 personas distintas, fue muy tarde.

No fue la única, ya que a lo largo de los años varios cineastas e investigadores palestinos buscaron incansablemente el archivo. Entre ellos, la cineasta Azza el Hassan, que en 2004 realizó el film Kings and extras: digging for a palestinian image, donde documentó esa búsqueda. Cada investigación llevó a conclusiones diferentes: que los israelíes lo habían robado, que hubo un incendio y se destruyó o, la más curiosa de todas, que había sido enterrado en un cementerio en una tumba sin nombre. 

En su artículo “The Search for Stolen Palestinian Films”, Hassan reflexiona sobre su película: “Sabía que lo más probable era que el archivo estuviera en manos de los israelíes, sin embargo continué la búsqueda porque la verdad es que no estaba buscando el archivo en sí tanto como queriendo documentar su pérdida. La narrativa palestina está llena de pérdidas: la pérdida de seres queridos, la pérdida de la patria y la pérdida del archivo”.

Y continúa: “La gente lo había perdido todo, incluso la imagen que tenían de sí mismos. Esta imagen volvió a nosotros en los años 60 con el movimiento de liberación nacional. Ahora creo que hemos perdido nuestra imagen nuevamente, entonces mi búsqueda es de esa imagen y es una búsqueda en el presente, no en el pasado”.

Khadijeh Habashneh (derecha)

Las películas perdidas capturaban la era revolucionaria de Palestina y su cine. Y, si bien la mayoría del archivo se había extraviado, unas pocas copias circulaban aún en otros países. 

Khadijeh fue, entonces, a su búsqueda. En un catálogo del Partido Comunista de París, por ejemplo, halló el nombre de una de las películas, consiguió la dirección del laboratorio (que cerraría sus puertas para siempre a la semana siguiente) y así logró recuperar una copia. También en el Partido Comunista Italiano se hallaron unos 200 rollos de películas, entre ellas la mencionada Tel al-Zaatar, de Mustafa Abu Ali, Pino Adriano y Jean Chamoun, de la cual algunos rollos se habían desintegrado, por lo que debió ser restaurada con el material que sobrevivió. O la película Palestina en el ojo, que fue encontrada en la casa de la hija de Hani, donde la copia original había sido escondida. Y en Tokio, el Movimiento de Solidaridad Japonés tenía una copia en 16mm de Escenas de la ocupación, de Mustafa Abu Ali. Los cineastas japoneses Kōji Wakamatsu y Masao Adachi también habían viajado a Palestina y entrenado incluso con los fedayines.

Khadijeh nunca llegó a elaborar todo el catálogo, por lo que no hay un índice completo de todas las películas perdidas.

¿Estamos condenados a tener un pasado sin rostro? ¿Sin una historia visual?

KHadijeh Habashneh

Volver a empezar 

Pero en 2017, la historia dio un giro cuando la cineasta y académica israelí Rona Sela logró acceder al archivo militar de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI), donde encontró una inmensa cantidad de films, fotografías, arte y escritos de Palestina. A partir de ese material construyó la película Looted and hidden – Palestinian archives in Israel, que la directora tuvo la gentileza de aportar para esta nota, y sobre la que está construido el próximo bloque de la misma. 

Entre los materiales a los que Rona Sela pudo acceder no se encuentra a primera vista el Archivo del Instituto de Cine de Palestina (ICP), pero sí el de otros organismos afines que también funcionaban en el edificio de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP): el Centro de Investigaciones de la OLP, la Sección de Artes Culturales y la colección de la “Exhibición de la Herencia Palestina”, films institucionales de Rock Studio y los producidos por las Naciones Unidas (estos últimos sí eran parte del Archivo del ICP, al que habían sido donados, por ende lo más probable es que el material del ICP permanezca entre la gran cantidad que el Archivo de las Fuerzas de Defensa de Israel se niega aún a desclasificar en su propio catálogo, porque pueden “dañar seriamente la seguridad estatal, las relaciones exteriores o el derecho a la privacidad”).

Si bien los cineastas palestinos solicitaron acceso al archivo, el pedido siempre les fue negado con excusas varias. En ocasiones, directamente recibieron la respuesta de que éste no existía, cuando a partir del descubrimiento de Sela es sabido que está guardado en una bóveda de un centro de la inteligencia israelí.

La continua desaparición del cine y la cultura palestina significa volver a empezar de cero cada vez. Es también un intento de los colonizadores (quienes repiten incansablemente que no existe tal cosa como un pueblo palestino) de borrar su identidad cultural.

Como reflexiona Khadijeh en la entrevista de “The missing archives”, del podcast Kerning Cultures:

“Hacerse cineasta, especialmente en esa época, no era una opción fácil. Tenías que tener una habilidad para soñar y para decir puedo crear algo de la nada. Creo que cualquiera que se implica en las artes o el cine en el mundo árabe es un soñador. Pero en este caso este sueño o acto fue duplicado con querer narrar una historia tan grande, que es lo que toda la Unidad de Film Palestina quería hacer, dado que fue fundada sobre la base de querer contar al mundo toda la historia de Palestina. Creo que parte de mantener la sanidad en un contexto de guerra es mantenernos en contacto con nuestra humanidad y para hacerlo tenés que ser capaz de reflexionar sobre las situaciones, y hacer cine se trata exactamente de eso. Así que creo que es importante. Si no fuéramos capaces de hacer películas o contar nuestras historias, perderíamos nuestra humanidad y a nosotros mismos”.

Saqueados y escondidos: los archivos palestinos en Israel

«Así pues, la cuestión que se debate es cómo un Estado, el que está en el poder, controla al otro, el colonizado, no sólo geográficamente, sino también su conocimiento, su historia, su pasado y su cultura, además de controlar la forma en la que se configura visualmente el conflicto. Como dije en entrevistas anteriores, de la misma manera que Israel exige la devolución de los tesoros saqueados por los nazis, entendiendo su significado, Israel tiene que devolver los archivos saqueados a los palestinos. Es su cultura, su historia, su herencia y su propiedad». 

(Rona Sela, entrevistada por Nour Saudi para Al Jazeera en 2017)

Al investigar sobre fotos que precedieran a la creación del Estado israelí, Rona Sela descubrió un archivo visual de fotografía de propaganda sionista que contaba una historia tendenciosa sobre Israel. Así, se dio cuenta de que gran parte de la historia palestina había sido saqueada y estaba escondida en los mismos archivos israelíes en los que, tras una ardua batalla legal de años con el Archivo de las Fuerzas de Defensa de Israel, pudo comenzar a ahondar. 

El objetivo de Sela: exponer la existencia palestina ante el público israelí

Después de publicar en 2009 un primer artículo en el que revelaba algunos de estos materiales, el Archivo de la FDI le entrecerró las puertas y ciertos materiales a los que antes podía acceder le fueron vedados. Además, a los palestinos a los que quiso hacer parte de sus investigaciones se les negó el acceso. Desde entonces, el material palestino que se encuentra aprisionado en los archivos sólo es accesible para investigadores que mantienen la narrativa e historia oficiales israelíes.

Odyssey of a People (detalle) - Ismail Shammout, 1981
Odyssey of a People (detalle) – Ismail Shammout, 1981

Looted and hidden – Palestinian archives in Israel (2017) está casi completamente compuesta por algunas de esas películas robadas por Israel en 1982 a las que Sela había llegado a acceder, junto a otros archivos sepultados en los cuarteles de las FDI y en los Archivos del Establecimiento de Defensa.

Narrada por cuatro personajes, la película tiene seis partes. Comienza con la propia directora, que visita a Khadijeh Habashneh en Amán, y aunque nunca vuelven a verse la figura de la célebre realizadora palestina acompaña al film desde ese momento. 

Mientras ahonda entre imágenes de los desplazados, Sela da con una foto de un pueblo destruido del que los palestinos fueron expulsados y en el que la familia de la propia madre de la directora se instaló: inmigrantes judíos en las ruinas de las ciudades palestinas

Son fotos que intentan mostrar la presencia sionista, pero en las que, a su pesar, se cuela la imagen de los palestinos. Imágenes palestinas muy anteriores a 1948.

En una escena, un soldado le muestra a la directora un documento oficial que autorizaba el robo de propiedad en “territorios ocupados”.

Otra persona le cuenta la historia de su padre, un oficial de la armada que peleó en Jerusalén y que, mientras sus compañeros se llevaban pianos y otros objetos, entró al estudio de un fotógrafo árabe y se robó su archivo. Ese material, con el que el entrevistado jugaba de niño, fue donado luego al diario militar israelí Bamahane, que buscaba imágenes robadas de la guerra. Se trataba, nada menos, que del archivo de Chalil Rassas, padre del fotoperiodismo palestino.

Looted and hidden (2017), de Rona Sela

Siguiente escena: un excomandante de escuadrón describe cómo en 1948, tras cargar con mucho esfuerzo el cadáver de un árabe muerto, encuentra en los bolsillos de la ropa ensangrentada algunas fotos. El exsoldado recuerda sus propios dedos cubiertos de sangre.

A lo largo de la película, una urgencia empuja a la directora: buscar los archivos palestinos saqueados por los militares israelíes, quienes siguen teniendo el control absoluto del material. “Como regla general, el público no tiene acceso a estos documentos y, como tal, está considerado material restringido“, explica Sela.

Los archivos militares israelíes buscan controlar los materiales palestinos y reescribir su historia.

“Una historia robada y enterrada. Borrada. Signos suprimidos que necesitan ser expuestos. Fragmentos de información en apariencia insignificantes que cuentan de una existencia que fue ocultada”.

Un intento oficial israelí de reescribir el pasado y controlar los logros del presente.

En otro momento de la película, Khadijeh Habashneh le escribe una carta a Rona: “¿Dónde empezar? Cuando tanto ha sido destruido, cuando la realidad es poco clara, cuando el trabajo de una vida se desintegra”. En la carta, le cuenta cómo ellos con su cine y su fotografía creaban “una imagen de aquello que el mundo no quería ver. Preferían sacudir y reprimir, borronear y cubrir”.

Se negaron a no tener rostro, ni identidad, a no tener un presente. Crearon el primer archivo visual palestino. Registros de mujeres, niños, luchadores, intelectuales, figuras culturales, lugares y eventos históricos. 

“¿Estamos condenados a tener un pasado sin rostro? ¿Sin una historia visual?”, se pregunta Khadijeh.

Otra escena: un exsoldado de las FDI ve una foto antigua en un escritorio, y reconoce el edificio. Él estuvo ahí, a sus 18 años: “Me recuerda cosas que preferiría olvidar”, dice. Después cuenta que participó de la invasión a Beirut en 1982 y revela el misterio de cómo fueron robados los archivos de ese mismo edificio. 

El doble saqueo

En paralelo, en Looted and hidden… se entrelaza otra historia. 

Sabri Jiryis nació en Fassuta y a sus 9 años presenció la Nakba, el comienzo del gran éxodo palestino de 1948. Su pueblo fue capturado por Israel, pero mediante la firma de un acuerdo, su familia pudo quedarse. Sabri experimentó la vida bajo el régimen militar, el control total sobre su vida. En los años 70, ya recibido de abogado, el Estado israelí lo expulsó al Líbano por presentar amparos para recuperar propiedades palestinas y por publicar libros y artículos considerados como “peligrosos”.

En 1976 sucedió al gran poeta Mahmoud Darwish como director del Centro de Investigaciones de la OLP, siendo el último en ocupar ese cargo. Fundado en 1965, sólo un año después que la OLP, el Centro de Investigaciones recolectaba información sobre la entidad palestina tanto en su territorio como en el exilio, pero también sobre Israel y su posición hacia los palestinos.

Cuando en 1982 se preparaban para huir de Beirut, la OLP, cuya organización era enorme, no les permitió llevarse nada. La noche anterior él había guardado los manuscritos más importantes en dos maletines. Junto a su equipo, trabajó hasta momentos antes de que las FDI llegaran. Guardaron todo y se fueron. Si bien no llegaron a ver el saqueo, después la gente del lugar se los contó: el relato coincide con el del exsoldado de las FDI.

Mahmoud Darwish, considerado el poeta nacional palestino(2005) – Getty Images

A diferencia de los archivos cinematográficos, el material del Centro de Investigaciones fue recuperado un año después en un intercambio por prisioneros israelíes, con la mediación de Francia. Los archivos fueron luego llevados al campamento de la Armada de Liberación Palestina en Argelia.

Recién en 1994, Sabri Jiryis pudo regresar a Fassuta y armar un nuevo Centro de Investigaciones en Jerusalén Este, pero en 2001 Israel robó nuevamente el material, junto con el inmenso archivo de la Casa de Oriente.

“¿Me estás diciendo que es difícil establecer dos veces un centro de investigación y un archivo y experimentar el saqueo? Lo miro de otra manera. Desde mi perspectiva es parte de nuestra lucha, de la lucha nacional. Otra batalla, no con balas, sino con libros. Otra batalla”, dice Sabri en una parte del film.

El insomnio y la fractura 

En una escena posterior de Looted and hidden…, Rona Sela se reúne con Tamam Al-Akhal, importante artista palestina, y con los hijos que ella tuvo con el pintor Ismail Shammout, considerado uno de los fundadores del arte palestino moderno. Uno de los hijos muestra una foto de la ex casa de su madre, y un cuadro de esa casa pintado por ella en el exilio. Rona, entonces, les muestra un film de 1951 que registra la destrucción de la ciudad por parte de Israel. En él, los hijos de Tamam Al-Akhal reconocen el hogar de su madre. 

Tras noches de insomnio, Rona visita de nuevo el archivo. Encuentra las películas realizadas por Shammout, además de sketches, materiales preliminares, metraje y films palestinos considerados perdidos. Los materiales están catalogados en el Archivo Militar Israelí como “Films tomados como botín del archivo de la OLP en Beirut”, división que nunca existió. Es decir, están catalogados según los códigos sionistas: borrando su identidad. 

Ismail Shammout en Gaza, 1953

Luego se descubre que los films fueron robados de la Sección de Artes Culturales del Departamento de Información y Orientación Nacional de la OLP, fundado por Shammout en los tempranos 70. Ahí había arte palestino, un archivo de fotografía y además se produjeron algunos films, dos de ellos dirigidos por el gran artista palestino y considerados perdidos: El urgente llamado y Memorias y fuego (en algunas versiones llamado Resplandores de memoria).

Ambos de carácter experimental, el primero está basado en un poema homónimo adaptado a una canción en inglés, acompañado por imágenes de Jerusalén, refugiados palestinos y olivos; luego, el poeta Kamal Nasser pide por la coexistencia de judíos y palestinos en Palestina, y al final de su discurso un intertítulo nos cuenta que ha sido asesinado por soldados israelíes. El segundo film cuenta, a través de fotografías y las propias pinturas de Shammouth, una cronología de Palestina desde el tranquilo inicio del Siglo XX hasta el trauma, el quiebre y la fractura. 

En la reflexión final de Looted and Hidden… Rona Sela nos dice: “Israel se siente amenazado por todo lo que rompa su visión sesgada del mundo: los archivos palestinos, la narrativa palestina. Busca eliminarlos de la esfera pública para que sólo la historia oficial israelí predomine. Sin embargo, no tiene éxito. El poder de la resistencia es más fuerte”.

Notas finales

A fines de 2023 se estrenó A Fidai Film, del director palestino Kamal Aljafari, que también trabaja sobre la historia del archivo saqueado y se apropia de algunas imágenes que ahora están en manos de los archivos israelíes. En palabras de su propio director: “Esta es una película de sabotaje que crea una contraimagen en respuesta al saqueo de los recuerdos”.

Se estima que, desde 1948, se han reunido en archivos militares israelíes 38 mil películas, 2.7 millones de fotografías, 96 mil grabaciones de audio y 46 mil mapas y fotografías aéreas palestinas, incluido el contenido del archivo de la OLP en Beirut.

Algún día, los archivos saqueados palestinos serán libres. Y Palestina también.

Agradecimientos:

A Rona Sela, por compartir su increíble trabajo, un aporte invaluable sin el cual este artículo no existiría. 

The Kerning Cultures Podcast y Amina Ferley Yael, por abrir las puertas a nueva información de libros y películas sobre el tema.

Alicia Topelberg, Adolfo González Tuñón y Juan José Calarco por la atenta lectura y corrección.

Fuentes:

Knights of cinema: the story of the Palestine Film Unit (Khadijeh Habashneh, 2019) 

Palestinian cinema in the days of the revolution (Nadia Yaqub, 2018)

Palestinian Cinema: Landscape, Trauma and Memory (Nurith Gertz y George Khleifi, 2008)

Seized in Beirut: The Plundered Archives of the Palestinian Cinema Institute and Cultural Arts Section (Rona Sela, 2017)

Remembering my friend, Hani Jawhariyyeh (Vladimir Tamari, 2017)

-“The missing archives” (Kerning Cultures podcast) – 2020

The Palestinian Cinema and the National Question: Manifesto of the National Cinema Group

Toward a Revolutionary Arab Cinema: An Interview with the Palestinian Cinema Association

-”Find a Story in a Grain of Dust”: the Search for Palestine’s Lost Cinema (Nathan Geyer) – 2018

– The Search for Stolen Palestinian Films (Hala Al Shami) – 2022

-Mending the holes in collective memory (Selma Dabbagh) – 2020

-Rona Sela on exposing hidden Palestinian history (Nour Saudi) – 2017

-Lost picture show: the Palestinian Film Archive (Sarah Wood) – 2009

Javier González Tuñón

Javier González Tuñón

Buenos Aires, 1987. Cineasta independiente y director de fotografía. Integra el colectivo de cineastas Superficial.

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